RESEÑA TARDÍA: GAME OF THRONES 7x04

Es imposible ver este episodio y no sonreír como un niño.

No sé si son cosas mías, pero siento que esta temporada de GOT se nos está yendo demasiado rápido. Tengo la sensación de estar viendo un resumen. Y eso me frustra un poco. Solo un poco. Pero lo entiendo. Hay demasiadas cosas que contar.

De este episodio hay muchas cosas que resaltar. Comenzando por la tan ansiada llegada de Arya Stark a Invernalia, y su encuentro con Sansa y Bran. Y, como era de esperarse, están lejos de ser aquellos niños de la primera temporada. Se puede notar el cambio que ha sufrido cada uno. Los actores saben transmitirlo muy bien, y se nota que han pasado por demasiadas situaciones nada gratas. Vemos a una Sansa mucho más madura e inteligente, una Arya más fría y a un Bran distanciado de todos. Y no es para menos, ¿eh?

Por otro lado, está la relación entre Jon y Daenerys que va fluyendo de a poco. Y en este episodio pudimos notar a una Dany menos hermética, que ha aceptado luchar por el norte. Aunque aún continúa pidiéndole a Jon que se arrodille. Pero, a estas alturas del partido, todos sabemos cómo terminará esto. 

También hemos disfrutado una maravillosa pelea entre Arya y nuestra querida Brienne. Esta ha sido una escena maravillosa que nos permitió contemplar el potencial de Arya como guerrera. ¡Y es que ha podido con el poderío de La Grandota de Tarth! A eso súmenle la música de fondo y tendrán caviar visual, je, je. Dicho enfrentamiento se llevó a cabo en el patio de Invernalia ante los ojos de Sansa y Meñique. A Sansa no le hizo gracia alguna (creo que se siente inútil en comparación con lo que su hermana puede hacer). Y, Meñique, bueno, ¿qué se puede decir? Es Meñique. Solo le ha dedicado una sedosa sonrisa a nuestra -ya no tan pequeña- Arya. Seguro algo habrá comenzado a maquinar en su mente.

Y, por último, tenemos lo mejor: el enfrentamiento entre los Dothrakis y el ejército Lannister. Al fin hemos podido ver a estos guerreros en su máximo esplendor. Y sí, Robert Baratheon tenía razón al decir que "solo un idiota se enfrentaría a los dothrakis en campo abierto".
Esta batalla ha sido exquisita en cuanto a lo visual. La fotografía. Las vestimentas. Es estilo de pelea. Y ni hablar de la entrada de Daenerys junto a Drogon. Claro, he podido notar algunas tomas que para mi gusto son un tanto... ¿cómo decirlo? No sé si "deslucida" sea la palabra. Sobre todo esa donde los caballos pisan a un cadáver calcinado. O, una en donde se pueden ver unas montañas detrás de Jaime y claramente se puede apreciar que hay una pantalla verde allí. Pero, esas cosillas pueden perdonarse. He visto peores (en The Walking Dead, por ejemplo).

Ahora, para ponerle fin a este artículo, para mí, el personaje del episodio no es otro que Ser Bronn de Aguas Dulces. ¡Joder! ¡Tóquenle los huevos a ver si los tiene de titanio! Pedazo de personaje. Me ha encantado. Además, es uno de mis favoritos. Su papel en este episodio ha sido crucial. La manera en que le salva el pellejo a Jaime, de no haber sido por las filtraciones, no me lo hubiese esperado (en este punto noté algo incoherente, ¿cómo se supone que el lago es tan profundo cuando el caballo de Jaime puede correr tranquilamente? Y que no me vengan con que es porque iba por la orilla. ¿A cuántos metros pudo arrojarlo Bronn? ¿Tres? En fin...) Además hay que resaltar ese momento en que Bronn hiere a Drogon. ¡Cuanto drama produce ver a nuestro dragón en picada! Y esa escena en donde está huyendo del dothraki, y deambula desorientado entre caballos, humo, fuego y soldados ardiendo, que tiene cierta similitud con la de Jon en La Batalla de los Bastardos. Sencillamente magistral.

Pero todavía no termino...

Yo soy partidario de que el final de un episodio debe atraparte. Debe ser como una gota de agua en una boca sedienta. Y vaya que el final de este episodio lo ha sido. ¿Qué mejor que comiencen los créditos tras ver como Jaime se hunde hasta el fondo del río producto de su armadura?



No hay comentarios:

Publicar un comentario