FINAL DE TEMPORADA: "EL DRAGÓN Y EL LOBO"

Ya es todo un hecho. Se nos ha ido. Por dos años. Dos largos y amargos años debemos esperar para que Game of Thrones vuelva, y dicen por ahí que existe la posibilidad de que dicha espera se extienda un año más. Pero... debemos mantenernos positivos, ¿verdad? George, escribe rápido, ¡coño!

¿Por dónde comenzar? ¿Qué se puede resaltar primero de un episodio donde todo es resaltable, un episodio de encuentros y reencuentros? Bueno, vayamos por el camino fácil: el comienzo.


De entrada, el episodio nos mete de lleno en una situación tensa. Inmaculados y Dothrakis han sitiado desembarco, y los Lannister son superados de manera amplia. Dicho momento se presta para una de esas tan típicas e irónicas conversaciones entre Brönn y Jaime, en la que el mercenario termina burlándose de todo y de todos. Cosa que a muchos nos encanta.


(—Hombres sin verga —dice Brönn, refiriéndose a los Inmaculados—. Yo no pelearía sin una verga. ¿Por qué pelean entonces?


—¿Oro? —responde Jaime.

—Me he pasado la vida entre soldados, ¿en qué crees que se gastan el oro?

—En la familia, tal vez.

—No sin una verga.

—Quizás al final lo esencial sea la verga.

—Y aún así tu hermano está en el bando de los-sin-verga.

—Siempre ha sido el adalid de los pisoteados.

—Creo que los pisoteados vamos a ser nosotros.)

A mí Brönn me encanta. Es un personaje sarcástico, de esos que puedes ver y ver sin cansarte de sus comentarios ácidos. Y el hecho de que haya adquirido cierto protagonismo conforme ha ido avanzando la historia, como yo lo veo, ha sido positivo para la serie.

Después tenemos la llegada de Jon, Tyrion y compañía a Desembarco. Todos están a la expectativa, y no es para menos. Pues, de Cersie se puede esperar cualquier cosa. Y, en este punto, lo destacable son dos cosas: el reencuentro entre Tyrion y Podrick (una grata sorpresa en medio de una situación desagradable), y el reencuentro entre Brienne y El Perro, quienes entablan una breve conversación sobre Arya, y liman las asperezas, dejando en claro que ambos intentaban protegerla.

Una vez que el grupo de Jon es escoltado hacia el interior de Pozo Dragón, deben esperar a la llegada de Cersie. Cosa que no hace más que intensificar la tensión, ya que se encuentran desprotegidos dentro de las fauces del león. Y El Perro lo tiene muy claro:

—Deje esta ciudad de mierda porque no quería morir aquí. ¿Voy morir en esta ciudad de mierda?

—Quizás —le responde Tyrion.

—Y todo fue idea vuestra... Toda mala idea tiene un necio Lannister detrás.

—Y a un necio Clegane para llevarla a cabo también —replica Tyrion al ver a Cersie aproximándose escoltada por La Montaña.

(Si hay algo que me encanta en esta parte es la música que acompaña la escena mientras Cersie se aproxima en compañía de Qyburn, Jaime, Euron y sus soldados.)

Acto, seguido vemos a El Perro plantándose ante La Montaña, y desafiándolo claramente, le dice que sabe muy bien quién irá a por él, y que siempre lo ha sabido. Lo que nos da a entender que es muy probable que en la última temporada podamos ver a los hermanos Clegane en un enfrentamiento a muerte.

Ahora hablemos de la entrada de Daenerys en escena. A mi parecer es fascinante. El aterrizaje de Drogon, como levanta polvo con cada aleteo, como desciende por la pared de Pozo Dragón, su rugido, todo. Pero acá podemos darnos cuenta de que a Cersie no parecen intimidarle los dragones. Ella permanece inmutable. Seguramente, analizando cada detalle. No obstante, sí podemos verle aterrada durante la exhibición del caminante blanco, y mientras Jon explica como asesinarlo.

(El hecho de que todos los cuentos de terror que escuchó de niña sean ciertos, solo acrecienta la personalidad enfermiza de Cersie. Debemos tener en cuenta que ella vive bajo una profecía que se ha ido cumpliendo poco a poco, pues, la misma decía que sus hijos morirían uno a uno, y luego sería su turno de morir en manos del Valonqar, que significa "hermano pequeño". De allí su miedo a Tyrion, puesto que es su hermano menor. Pero debemos tener en cuenta que Jaime también es menor que ella. Y que, suponiendo que Bran llegase a morir, Arya sería la menor de los Stark...) 

Por otro lado, tenemos el encuentro en solitario entre Tyrion y Cersie. Y aquí -para mí- ocurrió algo más que esa discusión entre hermanos que se odian. No creo que Cersie haya aceptado así como así. Tal vez, conociéndola, pidió algo a cambio...


Otro punto fuerte del episodio ha sido el final de Meñique, un personaje que había sido detestado por todos y que ya sobraba en la historia, y que por cierto, muere de una manera patética, suplicando por su vida. Con esto Sansa nos ha demostrado que no es tan "sonsa" como todos pensaban, y como lo dijo ella misma: "Aprendo lento. Pero aprendo." Lo cierto es que ella es un personaje interesante, cualquiera que lea los libros puede percibir como va siendo moldeada, en primer lugar, por Cersie, y luego por Meñique. Lo que la convierte, sin duda, en alguien de cuidado, pues, ha aprendido de dos de los mejores jugadores del juego de tronos.

Y hablando de personajes odiados, hay que mencionar a Theon Greyjoy, quien tras una breve conversación con Jon, ha encontrado el valor dentro sí y ha tomado la decisión de rescatar a su hermana, Yara. Y creo que ellos tendrán un papel importante en la próxima temporada. Creo que volverán a verse las caras con su tío Euron, quien ha partido hacia Essos por orden de Cersie para trasladar a la Compañía Dorada hacia Poniente.


(Theon es otro personaje interesante...Cometió errores, eso sí, y traicionó a alguien a quien consideraba su hermano. Pero también es cierto que tuvo una infancia complicada, creció como "rehén" del hombre que asesinó a sus hermanos, pero a la vez, era un hombre bueno que le permitió formar parte de su familia. Y eso hizo que Theon creciera con cierta confusión en su interior. Y esa es la razón por la cual nunca intentó huir de Invernalia. No sabía si era un Stark o un Greyjoy. Solo sabía que se sentía cómodo estando allí...)

Y, ¡por fin!, Jaime abrió los ojos. Ha decidido abandonar a su hermana-amante tras enterarse de que esta no tiene intenciones de enviar soldados al norte y de que había conspirado a escondidas con Euron Greyjoy. Y, no sé, pero tengo la corazonada de que a Jaime Lannister hay algo importante esperándole en el norte.

En último lugar, nos aguardan cuatro cosas: 

1) La revelación de la verdadera identidad de Jon, por parte de Bran Stark y Samwell Tarly, y resulta ser que su nombre es Aegon Targaryen y es el legítimo heredero del trono de hierro. 

2) Mientras dicha revelación se lleva a cabo, Jon y Daenerys (su tía) consuman su amor, entregándose en el uno al otro (hay quien opina que ha sido algo muy prematuro y que la forma en que el momento se da no es la coherente de todas, pero en fin...  No me imagino la cara que van a poner cuando se enteren de que son familia). 

3) Sí señores, el muro ha caído, y los caminantes han cruzado (poco hay que agregarle a esto, puesto que la escena es sencillamente espectacular). 


4) No sé si sólo me pasó a mí, pero si hay algo que me ha impactado más, mucho más, que la caída del muro, ha sido la expresión de Tyrion al contemplar como Jon y Daenerys procedían a consumar su amor. Y para esto tengo varias "teorías" revolando en mi cabeza: a) Tyrion está enamorado de Daenerys (y eso no parece tan descabellado si partimos de la idea de que George R. R. Martin tenía planeado un triángulo amoroso entre Jon, Tyrion y Arya); b) Tyrion sabe que son familia, suponiendo que Bran hubiese enviado una carta (cosa que parece poco probable, ya que Bran sabe que Jon  va camino a Invernalia); c) Tyrion y Cersie llegaron a alguna especie de pacto sucio; d) Partiendo del hecho de que ese amorío les ha costado un dragón y una alianza con la corona, Tyrion intuye que las cosas están a punto de salirse de control. 


Sea cual sea el motivo lo sabremos dentro de dos años, o tres...

A nosotros no nos queda nada más que decir que:
¡GEORGE ESCRIBE RÁPIDO, COÑO!

RELATO: "EL GOBIERNO ES UN CHULO Y LA OPOSICIÓN SU PROSTITUTA"


Con permiso,
los de atrás vienen
conmigo.



Nos encontramos inmersos en una multitud de personas que protestan en contra del gobierno. Hemos venido con la intención de liarla. Ilich, Jesús y yo. El sol comienza a calentar, y Jesús saca de su bolso una botella de bloqueador solar Nivea Sun. Se echa un poco en la mano izquierda, y sostiene la botella debajo del brazo derecho mientras se frota las manos. Luego esparce una fina capa de bloqueador por todo su rostro, dejándolo de un tono más pálido, aunque nada podrá cambiarle el tono a sus mejillas enrojecidas. Y, acto seguido, repite el mismo procedimiento, solo que esta vez en sus brazos.

Jesús me ofrece la botella; mira a Ilich y le dice: —Tú ya te has echado.

Yo niego con la cabeza.

Él me dice: —Deberías usarlo. Mírate la cara.

Mis brazos y mi cara están rostizados, producto de cuatro meses de ardua exposición solar.

—No me gusta —le digo.

Él me comenta que el protector solar ayuda a prevenir el cáncer de piel, y yo me encojo de hombros. Miro a mi alrededor. Nos encontramos concentrados en una de las plazas más emblemáticas del país. Detrás de mí está el obelisco que es símbolo del municipio, y al fondo, tras varias cuadras de edificios, yace el gigante Ávila, coqueteando con una larga estela de nubes grises. El bullicio provocado por las voces entremezcladas de todas las personas que están aquí hace que me sienta como si estuviera adentro de una colmena enorme. Las figuras de sus cuerpos se reflejan en el espejo de agua que adorna la plaza.

—Demonios —dice Ilich, alzando las cejas, arrugando la frente.

—¿Qué? —pregunta Jesús.

—Mira eso —señala con la boca, como si estuviese lanzando un beso.

Miramos en la dirección que nos indica, y nuestros ojos se topan con una rubia exuberante. Piernas torneadas. Lleva puesto un yoga pants ultra-ceñido de color negro. Y debajo, un hilo dental. Lo sé porque una porción de su licra es absorbida por la hendidura que se forma en la unión de sus dos nalgas. Además, con el sol, los bordes de la ropa interior tienden a notarse más en la ropa ceñida. No sé si las mujeres son conscientes de ese detalle.

—Demonios —dice Jesús.

La chica lleva puesta una camisa holgada, anudada de tal forma que nos permite ver su ombligo, en el cual hay un piercing emitiendo destellos bajo la luz del sol. Ella nos deslumbra con su abdomen plano y tonificado. Pero eso no es todo. Estoy tan ansioso por lo que "puede suceder" que hasta este momento no me había percatado de las demás chicas a nuestro alrededor, de las cuales un gran número de ellas llevan puestos shorts tan cortos que puedes ver donde nacen sus nalgas. En algunas se puede apreciar esa extraña línea de bronceado que se les forma en dicha zona. En otras puedes percibir destellos de celulitis o estrías. Son tantas chicas con shorts tan similares que parecen una epidemia. Parecen una impresión múltiple. Son como volantes fotocopiados de manera masiva.

—Cuantos culos hay aquí —dice Ilich. De él solo tienes que saber una cosa: siempre está caliente.

Frente a nosotros, en la avenida, a varios metros y personas de distancia, yace una tarima adornada con todas las banderas de los partidos políticos que conforman una especie de partido más grande, cuya bandera -más grande que las del resto- ondea bajo el calcinante sol. 

Permite que te explique: esa unión de partidos políticos es algo así como una mini-unión-soviética de partidos políticos. Algo así como un revoltillo de huevos, bacon, berenjenas, espinacas, atún y mayonesa, acompañado de coca-cola con sabor a pepsi. En pocas palabras, algo condenado al fracaso.

Cada vez se el calor se intensifica más. Miro mi reloj. Las agujas marcan las 9:45 am, y se supone que esta actividad debió iniciar a las 8:00, pero aquí estamos, a la espera... Si algo he aprendido en mi corta experiencia en estos asuntos es que nuestros políticos carecen del sentido de la puntualidad. Y, por supuesto, de honestidad... y de aptitud.

Y, hablando de aptitud, por eso estamos aquí. Debido a la carencia de esta entre nuestros gobernantes. Si te pregunto quién es más inepto entre el régimen que quebró al país con más recursos del planeta y la oposición que nunca le hizo, ni le hace contrapeso, ¿qué me responderías?

Por ahí siempre se culpa al pueblo de las desgracias de los países. Y con pueblo suelen referirse a la gente pobre. A mí eso me parece injusto. Yo creo que las élites tienen más peso en el desarrollo de una nación que las personas promedio, y ni hablemos de la gente pobre. Creo que el "pueblo" puede ser culpable de muchos males, pero no de la quiebra de su país.

Ilich entreabre la boca y entorna los ojos, y se muere el labio inferior. Nos dice:

—Miren hacia allá; volteen.

Al pie del obelisco está sentada una chica morena. Una larga melena encrespada cae sobre sus hombros. No es morena-oscura, sino más bien morena-café-con-leche, o de fototipo IV. Lleva puesta una playera blanca con el logo de los Rolling Stones plasmado en el pecho, cuyas mangas enrolladas dejan al descubierto brazos delgados en los que se aprecia esa típica disparidad en el tono de la piel conocida como bronceado citadino. Esta chica tiene las piernas moderadamente abiertas, sobre sus muslos descansan los bolsillos que sobrepasan las perneras de su shorts, que al no ser tan ceñido, deja parte de su entrepierna al descubierto. Desde acá le veo la braga de encaje negro. Puedo ver su piel oscurecida en la zona inguinal. Se me hace difícil  dejar de verla. No es yo sea un aberrado sexual pero una parte de mí tiene la esperanza-cachonda de que alguna especie de fuerza sobrenatural pueda desplazar un poco más su braga y dejarme ver algo más que el indicio de su labio vaginal. ¿Cómo es que ellas pueden embelesarnos con tan, pero tan poco, y... medrar el lado más salvaje de nuestro ser?

—¿Cómo es que no se percata de que toda esta gente puede verle la vagina? —dice Jesús.

Yo respondo encogiéndome de hombros.

Ilich dice: —Técnicamente... no es su vagina, es su braga.

 —Es un decir.

—Hay demasiados culos aquí hoy. Es lo mejor de los mitin políticos. —Dice Ilich—. Culos. Nalgas por doquier. Son como una especie de desfiles de culos y tetas operadas.

—¿Es una crítica?

—No; no veo la necesidad de tanta ligereza de ropa, pero créeme que no seré yo quién se oponga a ello. —Ilich esboza una pequeña sonrisa burlona—. Cada quien puede hacer lo que le dé la gana. Por otro lado, si les da por desnudarse como si un par de tetas fueran a dar un golpe de estado, por mí, mejor.

Por suerte para nosotros, unas cuantas nubes comienzan a cubrir el sol. Y los puñeteros políticos aparecen. Comienzan a emerger desde la parte posterior de la tarima. Uno a uno. La multitud se agita. Hay aplausos y gritos. Todos comienzan a tomar fotos con sus teléfonos móviles.

—Ah, ya era hora —dice Ilich. Saca una banana de su bolso, le quita la cáscara y le da un mordisco. Mira a la chica de la camisa de los Rolling Stones, y dice—: Joder, esa mujer me tiene mal con esas bragas-derroca-gobierno.

Jesús se ríe, y dice: —Pantaleta-desestabilizadora.

Ambos se ríen.

Y yo le digo a Ilich que no hemos venido a mirar mujeres.

—¿Qué más da? —me dice—. Más tarde estaremos en la cárcel.

Ahora han emergido todos los políticos, en su mayoría diputados. Algunos aplauden. Otros levantan el puño en señal de "fuerza". Otros levantar el dedo pulgar. Están allí, sonrientes, refinados, bien vestidos y menos bronceados que la mayoría de nosotros. Desde acá los veo claramente. No hay atisbo de cansancio en sus rostros. Puedo ver a los fotógrafos en lo suyo, tratando de capturar el mejor momento. Puedo ver a los reporteros hablando ante las cámaras.

Entonces, el primer político coge el micrófono, es el presidente de la asamblea nacional. A él le sigue un diputado, luego habla una diputada, seguida de otro diputado, y después un alcalde, y así sucesivamente van hablando todos. De sus bocas sale el mismo discurso vacío con palabras distintas. Locuacidad que no tendrá efecto en las mentes de esta multitud. Ese es el gran error de esa gente, los políticos: apuestan a la docilidad de la gente; creen que la voluntad de los pueblos siempre sucumbirá ante su charlatanería. Pero llega un punto en que los pueblos se vuelven inmunes...

Permíteme contarte que esta multitud ha venido a escuchar una sola cosa: "marchar hacia el palacio de gobierno". Cuando la opresión se apodera de tu país, la rebelión es la manera de recuperarlo. No hay otro camino. Estamos aquí en un último acto de fe hacia la oposición, o al menos yo... Sus últimas acciones, aunque quieran ocultarlo, demuestran que pretenden sentarse y negociar con el régimen; quieren asegurar sus cargos públicos. Y yo ya me he hartado.

Ahora soy opositor de la oposición corrupta de un gobierno corrupto.

Permíteme contarte que en cuatro meses es la primera vez que tanta gente se reúne en un mismo sentir. Esta multitud es como un avispero que se encuentra en el extremo de una rama. Y si ningún político se atreve a agitar la rama, lo haremos nosotros. Ilich, Jesús y yo. Vamos a liarla.

Ilich tiene razón. Terminaremos en la cárcel.

Ahora es el turno de los anuncios importantes. El líder, la imagen de la oposición, coge el micrófono y la multitud se agita. Gritos. Aplausos. Cánticos. Él nos dice:

—Yo quiero felicitarlos a todos y cada uno de ustedes, pueblo glorioso. Juventud enardecida. Juventud de fuego. Quiero felicitarlos grandemente por el trabajo arduo que han realizado durante estos cuatro meses de protestas. Ustedes han demostrado que esta tierra pare libertadores...

La multitud grita más fuerte. La mayoría graba y toman fotos con sus móviles. Ilich saca otra banana de su mochila, le arranca la cascara y le da un bocado.

Él líder opositor prosigue con su discurso:

—Ustedes son los verdaderos responsables de la debilitación del régimen —dice—. Gracias a ustedes hoy tiemblan los cimientos de este gobierno corrupto... —"Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer", vitorea la gente. Las voces de todos le obligan a detenerse por un momento. Y mira sonriente a la multitud que sigue con el cántico durante varios segundos. Luego dice—: Así es. Va a caer. Eso téngandolo por seguro. Este gobierno va a caer.

—Ajá, ¿pero cuando? —dice Ilich con la boca llena de fruta—. Llevan años diciendo lo mismo y hasta ahora lo único que cae es la moneda nacional.

Unas chicas que están paradas a su derecha nos dedican una mirada rápida.

El discurso prosigue:

—Juntos... —dice el líder opositor—. Juntos lo haremos caer...

Desconozco el motivo que obliga a los políticos a no hablar como la gente normal. Es decir, uno no repite siempre la primera palabra de una oración. Ni cambiando el tono de voz.

Ilich dice: —Y la esperanza de vida. Eso también cae.

Las chicas nos dedican otra mirada.

—Sé que los últimos días no parecen esperanzadores. Pero no debemos temer. No hay por qué tener miedo. Debemos recordar una cosa: y es que "cuanto más oscura se torna la noche, más cerca está el amanecer".

—Esa frase debería ser declarada en desuso, o cambiarle el significado —dice Ilich.

—¿A cuál? —le pregunta Jesús.

—"Esto se fue a la mierda".

Jesús suelta una risita. Las chicas a la derecha de Ilich también se ríen

El líder de la oposición dice que en nuestras mentes no debe haber espacio para el miedo.

—Y menos en un momento como este —dice, señalando hacia el cielo con sus dedos indices—, en el que ciertos sectores quieren generar confusión y división. —Hace una pausa de unos tres segundos. Se humedece los labios, y prosigue—: Yo... con el corazón en la mano les digo que estamos del lado correcto de la historia. No es momento de dejarse confundir. Porque a eso juega el régimen. Repito: "estamos del lado correcto de la historia." Solo miren las victorias que hemos tenido en estos cuatro meses...

—¿Victorias? —dice Jesús.

—Sí —contesta Ilich—. Es lo que los entrenadores le dicen a los boxeadores cuando estos están recibiendo una paliza.

Jesús lo mira con el ceño fruncido.

Ilich le dice:

—"Lo tienes donde lo quieres".

—...el régimen está contra la pared. Está desesperado y tiene miedo. Y todo es producto de esas victorias...

—¿Lo ves? —dice Ilich y se ríe.

La multitud ruge, y vitorean el "Y va a caer."

El líder opositor dice que los ojos del mundo están puestos en la nación.

—Catorce países se han pronunciado ante la situación actual —declara.

—¿Y eso de qué nos sirve? —dice Ilich—. Cuba también ha estado en la boca del mundo y ya sabemos como les ha ido a los pobres.

Las chicas se ríen a su derecha.

Ilich saca otra banana y comienza a pelarla. Por algún motivo conserva las cáscaras en su mano izquierda.

—...debemos ser inteligentes. Estratégicos. Es por eso que no podemos abandonar las elecciones regionales. Eso significaría cederle al gobierno el terreno ganado hasta ahora. Que se oiga bien: la mejor opción para el país son acciones pacíficas. Debemos seguir el rumbo de la democracia...

—Esto ya valió —dice Ilich y se echa a correr hacia adelante.

Es el momento.

Jesús y yo lo seguimos. Nos abrimos paso entre la multitud. Avanzamos hacia la tarima. El discurso continúa, pero no le presto atención. Los latidos de mi corazón se aceleran conforme me muevo entre gente sudada. Los hombros me duelen debido al peso de mi morral de montaña Arcadia. Si te soy sincero, tengo miedo. Tendría que ser estúpido para no tenerlo. En este punto es donde te preguntas si es buena idea lo que vas a hacer.

Ahora estamos a unos diez metros de la tarima. Los gritos de la gente golpean mis oídos. Ilich hace una especie de pelota con las cáscaras de banana, y la arroja hacia la tarima. Las cáscaras se separan en el aire, y caen a los pies del líder opositor. Jesús comienza a abuchear. Acto seguido, Ilich abre su morral y procedemos a repartirnos los tomates y las cebollas podridas que hay en su interior. Y, a continuación, arrojamos todo hacia la tarima mientras abucheamos.

—¡Son unos falsos! —grita Ilich.

Los políticos se cubren con los brazos mientras el líder opositor pide calma y respeto a través del micrófono.

—¡Respeto exigimos nosotros, malditos! —grita Ilich.

Ahora la gente comienza a sumarse. Arrojan botellas plásticas de agua hacia la tarima. Algunas se estrellan contra la humanidad de los diputados.

—¡Son unos falsos! —grita Jesús.

—¡Vendidos! —grita Ilich—. ¡Solo quieren conservas sus cargos públicos!

A los gritos de mis compañeros, se suman los de la multitud. "Malditos", "Desgraciados", "Malparidos", "Malnacidos", gritan en la multitud que se enfurece conforme transcurren los segundos. La rama se agita de apoco, y con ella las avispas comienzan a despertar.

El líder opositor trata de controlar la situación. Pide calma una vez más. Tiene una mancha de tomate en el hombro. Pero ante la negativa de la multitud, no le queda de otra que anunciar la retirada. Una botella impacta contra la estructura de la tarima, y llena el aire de fragmentos de vidrio. Entonces, diputados, alcaldes y gobernadores, huyen despavoridos del sitio. Los camarógrafos graban el momento que quedará plasmado en la historia, y en las metes de las personas que nos miran y aplauden desde los edificios.

Ilich, Jesús y yo avanzamos, y nos subimos a la tarima junto a otros chicos que llevan puestas máscara de anonymous. La multitud grita, ruge, aplaude.

Nada motiva más a una multitud que el fuego. Ten eso en mente. Jesús y yo sacamos de nuestros morrales botellas de refresco llenas de gasolina,  y las vaciamos en el suelo de la tarima. Pero antes nos aseguramos de coger todas las banderas de los partidos políticos y amontonarlas en el centro. Ilich es el encargado de inaugurar nuestra segunda fase. Coge una caja de cerillos, extrae uno, lo enciende, y fiat lux. El fuego se apodera del lugar. Las banderas son consumidas lentamente, acompañadas de los gritos eufóricos de las, al menos, cinco mil personas presentes.

Ahora, en este momento, procedo a coger el micrófono que el líder opositor a dejado tirado en el piso de la tarima. Y con las llamas a mi espalda, me dispongo a hablarle a la multitud. No sé que decir en realidad. Siento un nudo en la garganta y un vacío en la boca del estómago. Las cámaras están sobre mí. Los ojos están sobre mí. Me tiemblan la voz y la mano con que sostengo el micrófono.

Trago saliva.

Les digo que no pretendo ser un líder. Les digo que no necesitamos tal cosa. Que si todos tenemos el mismo sentir, entonces, ese es nuestro líder. El único que necesitamos. nuestro norte. Y ellos rugen, y vociferan lo siguiente:

«¡EL MEJOR GOBIERNO ES EL QUE NO EXISTE!»

—Han sido cuatro meses de ardua lucha —les digo—. Cuatro meses de sol y sed. Cuatro meses de lacrimógeno, perdigones y gas pimienta. El régimen ha apresado y asesinado a compañeros. Cada día la opresión aumenta. Pero eso parece no importarle en lo más mínimo a los políticos opositores, que ahora pretenden ir a elecciones... Pretenden enfriar nuestros ánimos, y vender nuestra lucha para beneficiarse.

Ellos gritan lo siguiente:

«¡EL GOBIERNO ES UN CHULO Y LA OPOSICIÓN SU PROSTITUTA!»

Yo les digo que lo que nos motiva es el sueño de un país mejor. Pero que no tendremos dicho país mientras nuestros políticos sigan siendo esta banda de timadores incultos e incompetentes. Que debemos hacer limpieza. Y que dicha limpieza comienza con el asedio al palacio de gobierno. Y que dicho asedio debe llevarse a cabo cuanto antes, ahora mismo. 

Entonces, la furia se apodera de la multitud. Son muchos los que ahora se cubren el rostro con una camisa. Ilich, Jesús y yo bajamos de la tarima y nos echamos a correr calle arriba. Estamos aproximadamente a unas quince cuadras del palacio. La multitud avanza a nuestras espaldas, rugiendo, fúrica, enardecida. Las personas nos miran desde los edificios, y nos gritan algo que no alcanzo a escuchar. El suelo parece temblar bajo nuestros pies, y el sol vuelve a emerger de entre las nubes, y de a poco, el cielo se despeja como queriendo ser testigo de lo que se avecina. He meneado la rama, ha salido de su letargo el avispero... Las rabiosas avispas, ahora, se han convertido en una avalancha...

Los embestiremos...

Somos el clavo que ha traspasado la bota de los timadores...

Sentirán nuestra estocada...

Somos los de abajo jalando a los de arriba...

El momento ha llegado: el opresor ha de rendirle cuentas a sus oprimidos.

"LA MUERTE ES EL ENEMIGO": UN EPISODIO DE INFARTO

Creo que todos teníamos altas expectativas en cuanto a este episodio, y la verdad es que no decepciona... Bueno, tal vez sí, un poco, solo un poco.

Si hay algo que destacar de este episodio es la cantidad diálogos, lo que hace que las escenas se tornen largas, más no aburridas. Esto es muy destacable. En este aspecto los guionistas se llevan mis aplausos.

Pero vayamos a lo nuestro:

"La muerte es el enemigo", "El enemigo siempre gana" fueron algunas de las palabras que compartió Beric Dondarrion con Jon Snow durante la expedición hacia Más-allá-del-muro.

Y es que si una cosa queríamos ver era la interacción que tendría el Dream Team, o el Suicide Squad, o como sea que hayan llamado al pintoresco grupo conformado por Jon Snow, Jorah Mormont, Tormund, Gendry, Thoros de Myr, Sandor Clegane y Beric Dondarrion. Y, precisamente, este ha sido uno de los aspectos más interesantes y buenos del episodio, comenzando por el bullying de Tormund hacia El Perro (—No me gustan los pelirrojos —dijo El Perro. —Los pelirrojos somos hermosos. Hemos sido besados por el fuego... Igual que tú.), o la conversación de ambos sobre Brienne, en donde nuestro querido salvaje dice querer tener hijos con ella, y que estos serían tan enormes que dominarían el mundo. También tenemos una breve y chistosa conversación entre Tormund, Gendry y Jon Snow, en la que el salvaje deja en entredicho a modo de burla que deberán cogerse entre ellos para mantenerse calientes. Ese Tormund, por eso es de los más queridos por la audiencia, ojalá el abuelo Martin no nos lo quite más adelante.

Por otro lado, tenemos la interacción entre Gendry y La Hermandad sin Estandartes, y una buena escena en la que Jorah Mormont se niega a aceptar la espada que había pertenecido por generaciones a su familia cuando Jon intenta devolverle a Garra.



Mientras nuestros exploradores se adentran cada vez más en un mar de nieve con la intención de pescar un muerto para hacerle ver la verdad al mundo, somos trasladados a Invernalia. Allí podemos ver como se calienta la relación entre las hermanas Stark, gracias a las jugarretas de Meñique. Arya tilda a Sansa de traidora, y además la compara con la pequeña Lyanna Mormont, dando a entender que esta no es una cobarde como lo era ella a su edad. Mentira no es.

Pero Sansa no se queda de brazos cruzados, así que decide hurgar entre las cosas de su hermana para ver en quién se ha convertido. Cosa que no le agrada para nada, pues, termina atrapada con las manos en la masa (Arya la descubre contemplando sus máscaras). Descubre que su pequeña hermana es una asesina experta, y esto hace que se sienta en peligro...

Bien, ahora sí, pasemos a la acción:

Si algo me gusta de Juego de Tronos son las escenas de acción. Y en este capítulo dichas escenas me dejaron sin poder parpadear. Comenzando por el oso-zombie que ataca al equipo de Jon y que hiere a Thoros de Myr, quien muere más adelante (El Perro tiene un poco de culpa, pues sigue sin superar su miedo al fuego). Tras esta escena, nuestro equipo-suicida logra capturar al caminante que tanto buscaban, y además descubren otra cosilla: "Si matas al Rey de la Noche, acabas con todos los zombies". Sencillo, ¿eh?

Y, después se quedan atrapados en una pequeña isla de hielo, rodeados por cientos de muertos vivientes que esperan a que el agua se congele para poder atacar. Y allí permanecen. Anochece, amanece, y nada que llega la ayuda (tarea que está en manos de Gendry quien ha sido enviado a Guardiaoriente por Jon). 

Finalmente, el agua termina por congelarse y lo que sigue es una escena de acción estupenda que va aumentando de a poco su intensidad hasta terminar siendo asfixiante. Vemos como la cantidad de caminantes que atacan se hace cada vez mayor. Pero cuando la situación llega al extreño, y creemos que nuestros exploradores-suicidas serás masacrados, voilá, desciende fuego del cielo, caminantes son destruidos y otros caen al lago. Vemos a Daenerys gritando dracarys y a sus tres dragones causándole estragos al Rey de la Noche. 
Sin embargo sucede lo que para muchos era impensable: cae un dragón (Viserion). Un momento desgarrador para muchos fans. La buena noticia es que Daenerys logra sacarlos a todos, excepto a Jon, quien, tras un pequeño percance, no puede subirse encima de Drogon. Pero, como era de esperarse, Jon no podía morir (y ya lo sabíamos gracias a las filtraciones), y es rescatado en última instancia por su tío Benjen, quien le cede su caballo para que huya y se queda a morir... 

En el episodio también hay una escena que a mí me llama mucho la atención, y es esa donde Tyrion y Daenerys conversan sobre la "sucesión" de esta, debido a que no puede tener hijos. Aquí Dany dice que hablarán sobre su sucesión después de su coronación, pero es la manera en que mira a Tyrion lo que me mí me pone a pensar... ¿Habrá elegido ya Daenerys quien le va a suceder?  ¿Y si ese alguien no es otro que Tyrion Lannister? No sé, no sé, sorpresas nos esperan, de eso estoy seguro.

Incongruencias en el episodio

Incongruencias. Sí, las hubieron en este episodio. Para empezar: la muerte de Viserion. ¿Por qué el Rey de la Noche decide asesinar a Viserion que está volando a metros de distancia, cuando puede matar a Drogon que está en el suelo e inmóvil? Luego está la transformación de Viserion en un dragón de ojos azules... ¿De dónde sacó el Rey de la Noche semejantes cadenas? Y si vamos al caso: ¿Por qué el Rey de la Noche siendo tan poderoso se quedó de brazos cruzados a la espera de que el lago se congelara para poder atacar al Suicide Squad Westeriano? Otra pequeña incongruencia es que cuando, Daenerys está en Guardiaoriente a la espera de Jon, solo se nos muestra un solo dragón, cuando se supone que son dos los que quedan con vida. Bueno, supongamos que Drogon se fue de paseo.
Pero, a ver, a ver... ¿Cómo es que Daenerys llega tan rápido al rescate? ¿Cómo es que Gendry se convierte en Flash? Y lo más decepcionante: ¿Era necesario matar a Benjen Stark cuando era obvio que cabía en el caballo? Bueno, tal vez su muerte se deba a que no entraba dentro del presupuesto, pero igual, a mí me ha parecido una muerte decepcionante. 



(RECAP) GUARDIAORIENTE GOT 7x05

Como es costumbre en esta temporada, la serie está avanzando a pasos agigantados. Sin ningún tipo de distracciones. Ya no importa el viaje, sino el destino. Y esto, aunque en lo personal no me guste tanto, es un mal necesario.

Comencemos... 


"Hasta que no se me pague lo debido, un dragón no puede matarte; tú no puedes matarte; solo yo puedo matarte" -Bronn.

Este capítulo arranca con Jaime y Bronn saliendo del agua. O mejor dicho, con Bronn sacando a Jaime del río, y recordándole lo idiota que fue intentar asesinar a Daenerys en presencia de su dragón. A lo que este responde diciéndole que solo intentaba ponerle fin a la guerra.

Pero también notamos a un Jaime preocupado, y no es para menos, pues sabe muy quien el si Daenerys llegase a atacar con todo su poderío sería el fin.

"Solo era uno de ellos. Tiene dos más. Si decide usarlos realmente..." -Jaime.

"Están jodidos" -Bronn.

"Estamos jodidos" -Jaime.

"No; yo no. Los dragones terminan nuestra sociedad. Yo no voy a estar cuando esas cosas escupan fuego sobre Kings Landing" -Bronn.

La preocupación de Tyrion tras la ejecución de los Tarly


Acto seguido, se nos muestra a Tyrion caminando entre los restos del calcinado ejército Lannister-Tarly. Y por su expresión se puede decir que siente un tanto de culpa por lo ocurrido. Sus planes de tomar Kings Landing sin derramamiento de sangre se han ido a la mierda. 

Dicha escena nos lleva directo a la ejecución de Randyll y Dickon Tarly. El primero, demasiado orgulloso, y el segundo, demasiado estúpido.
¿Cómo se sentiría el buen Randyll si supiera que el único hombre vivo de su familia es el gordito Samwell?


En este punto del capítulo también podemos notar otra cosa: la preocupación de Tyrion. Quien trata en todo lo posible de convencer a Daenerys de no ejecutar a los Tarly. 

Pero todos sus esfuerzos son en vano, pues, La Madre de Dragones se muestra más implacable que nunca. Y como resultado tenemos un "asado a la Tarly", y un Tyrion horrorizado.


Cersie cada vez más enferma

Luego somos trasladados a Kings Landing para toparnos con una Cersie que no quiere entrar en razón, y se niega rotundamente a rendirse. Por otro lado, podemos ver su reacción al enterarse de que fue Olenna Tyrell y no Tyrion quien asesinó a Joffrey. Primero no lo cree, pero termina reconociéndolo tras la explicación de Jaime ("Si fueras Olenna, ¿a quién preferirías ver casado con Margarey? ¿A Joffrey o a Tommen?") A decir verdad, no tiene que pensarlo mucho. Hasta ella sabía que Joffrey era un hijo de puta, y que por otro lado, era mucho menos maleable que Tommen.

Jon y Drogon / El retorno de Jorah

Y ahora una escena épica:


Tras regresar de su ataque, Daenerys aterriza justo en frente de Jon. Drogon se acerca rugiendo de forma amenazante, pero a medida que se aproxima y percibe el aroma de Jon (percibe su sangre Targaryen), se va convirtiendo en una especie de cachorrito. Y, para sorpresa nuestra, y de Daenerys, se deja acariciar por Jon. Cosa que hace que nuestra Khalessi moje las bragas.

Pero eso no es todo, un momento después, tras una breve conversación, aparece Jorah Mormont, quien se inclina ante la reina. Como era de esperarse, ver a su buen amigo-friendzoneado alegra mucho a Dany, quien no titubea a la hora de abrazarlo. Y ojo, aquí se puede notar cierta tensión entre Jon y Jorah. Tensión que se mantiene a lo largo del capítulo, y no es más que celos.

Bran y el Rey de la Noche / Samwell en la Ciudadela

En este punto nos topamos con Bran al pie del árbol-corazón, trasladándose a Más-allá-del-muro mediante una bandada de cuervos (cosa que refleja el potencial que ha adquirido). ¿Y qué ve? Pues, miles de caminantes blancos marchando hacia el sur. ¿Y qué más? Pues, al Rey de la Noche, quien además nos deja ver que tiene la capacidad de reconocer a Bran a través de las aves. Pero esto no debería ser una sorpresa, ya que el antiguo Cuervo de Tres Ojos se lo había advertido en la temporada anterior cuando Bran se dejó capturar en una de sus visiones ("Ahora sabe dónde estás").

Tras ver que los caminantes se están acercando, Bran envía cuervos y aquí es donde Samwell Tarly entra en acción. Pues, mientras él hace sus tareas en La Ciudadela escucha la conversación entre los maestres, quienes se burlan de lo que Bran está diciendo. Sam trata de hacerles entender que el peligro es real ("Yo los he visto", les dice). Pero los maestres continúan ignorando las advertencias. 

Al final, Sam termina hartándose y decide marcharse a un lugar en donde pueda ser más útil. Pero antes de esto, Gilly revela a medias una información de suma importancia, y esta no es otra que la anulación del matrimonio entre Raeghar Targaryen y Elia Martell, lo que quiere decir que Jon Snow es en realidad el legítimo heredero del trono de hierro. Debido a las filtraciones sabemos que dicha información no será asimilada por Sam sino hasta que tenga una conversación con Bran al final de temporada y revelen, entre otras cosas, el verdadero nombre de Jon.

Varys y Tyrion


Tyrion, claramente preocupado, y algo traumado, tiene una breve conversación con Varys en la que el eunuco le dice que debe hacer que Daenerys lo escuche y siga sus consejos. De lo contrario, estaríamos en presencia de un segundo Rey Loco.



Arya y Sansa




Este capítulo también nos muestra el descontento de los señores del norte y del Valle con respecto a la ausencia de Jon. Incluso, llegan a decirle a Sansa que tal vez debieron escogerla a ella como gobernante. Todo en presencia de Arya que no se muestra nada feliz con dichas declaraciones, y mucho menos con la actitud de Sansa. Lo que genera un aumento en la tensión entre las hermanas Stark. Arya se percata de que Sansa tiene ambiciones, y de que, aunque no lo quiera, no puede evitar desear ocupar el lugar de Jon.

Davos y Tyrion en Kings Landing



En la capital de Westeros nos encontramos con Tyrion y Ser Davos, quienes van a la ciudad con propósitos diferentes. Tyrion se reúne con su hermano (quien había jurado partirlo en dos en volvía a verlo) mediante un encuentro organizado por el buen Bronn. Dicho encuentro tiene la finalidad de pactar una tregua porque hay algo mucho más importante marchando hacia el muro.



Luego tenemos el encuentro entre Ser Davos y un personaje muy querido por todos, cuyo paradero había sido incierto. Y no es otro que Grendy, el hijo bastardo de Robert Baratheon. "Pensé que seguirías remando", dice Davos a modo de chiste. Y sí, nosotros pensábamos lo mismo. Luego dice que "cosas malas vienen". Aquí es cuando Gendry afirma haberse estado preparando para algo ("No sé para qué, pero me he estado preparando"). Afirma no sentirse feliz armando a la familia que asesinó a su padre e intentó asesinarlo a él, y decide marcharse. Davos le dice que coja una espada, pero Gendry dice que no sabe usarlas, sin embargo, hay una cosa que sí usa muy bien... Y nos muestra el arma que usará a partir de este momento. Y no es otra que una maza enorme, como la que usaba su padre en batalla.




El embarazo de Cersie



Tras el encuentro con Tyrion, Jaime decide informarle a su hermana-amante, pero esta ya está al tanto, gracias a Qyburn. Cersie le sugiere castigar a Bronn por traicionarlo (¿cómo puede sugerir tal cosa, sabiendo que si Jaime sigue con vida es gracias al mercenario? ¡Maldita mujer!). Y le presta muy poca atención a los caminantes blancos. Luego, prosigue con su actitud enfermiza y le dice a Jaime que desde ahora en adelante pelearán como lo haría Tywin. Apelarán a la traición seguramente. Y, finalmente, revela que está embarazada. Jaime se muestra algo emocionado pero... "¿Quién dirás que es el padre?" le pregunta. Cersie responde: "Tuyo. El león no se preocupa de lo que dicen las ovejas." Y cierra la escena advirtiéndole a Jaime que no debe volverla a traicionar.



 Jon y Grendy


Algo que se debe destacar en este capítulo es el curioso encuentro entre Jon y Gendry, quien no hace caso al consejo de Davos y no duda en revelar su identidad ("Si nuestros padres se tenían confianza, ¿por qué nosotros no?)

La conversación se extiende un poco más, tornándose muy parecida a una que hubiesen tenido Ned y Robert (un bonito guiño) y finaliza con la inclusión de Gendry en el equipo de exploradores que irán a Más-allá-del-muro con la intención de capturar a un caminante blanco.

También se debe destacar la siguiente línea: "Solo sé que pelearon juntos, y ganaron". Esas fueron las palabras de Gendry refiriéndose a los padres de ambos.

Arya y Meñique


De vuelta a Invernalia nos topamos con una Arya que se encuentra siguiendo los movimientos de Meñique, quien, como siempre, anda en lo suyo. Recogiendo información y manipulándola; sembrando cizaña en las cabezas de los lores. Arya lo sigue a todas partes, y finalmente logra infiltrarse en su habitación, tras escuchar una conversación que este mantenía con el maestre Wolcan, sobre cierta información archivada en los registros del maestre Luwin. En la habitación Arya logra dar con una carta que Sansa había enviado a su hermano Robb, en la que afirmaba que su padre era un traidor. Pero lo que nuestra pequeña loba no sabe es que es ella quien está siendo observada por Meñique y cayendo en una trampa.




Daenerys 


 Si de algo podemos darnos cuenta en este episodio es de que Daenerys está enamorada. Sí, señores. Sé que a muchos esto les encanta, y a otros no mucho... Pero, es un hecho. Nuestra Khalessi está perdidamente enamorada de Jon. Ya no puede ocultarlo. Y eso se ve reflejado en su reacción al escuchar las palabras de Jon cuando decide irse al norte. 


"No te he dado permiso de irte", dice ella. 

"No lo necesito -dice él-. Soy un rey."

Pero eso no es todo, ya que cuando se despiden, Jon le dice que ya no tendrá que soportar al Rey en el Norte, y ella responde de la siguiente manera: "Ya me había acostumbrado a él". 

Así que como podéis ver: la tía se ha enamorado del sobrino.

Suicide Squad

Tiembla DC que a las pantallas ha llegado en nuevo Suicide Squad.
De esta forma termina el capítulo, mostrándonos al equipo que se encargará de mostrarle a todo el reino que los cuentos de terror que tanto escucharon cuando eran niños siempre fueron reales. Jon Snow, Jorah Mormont, Tormund, Gendry, Thoros de Myr, El Perro y Beric Dondarrion, junto a otros salvajes, serán los encargados de dicha misión. Un equipo muy peculiar sin duda. Un equipo de marginados. Pero, sin duda, un equipo muy interesante que nos deja con el hype por las nubes.

RESEÑA TARDÍA: GAME OF THRONES 7x04

Es imposible ver este episodio y no sonreír como un niño.

No sé si son cosas mías, pero siento que esta temporada de GOT se nos está yendo demasiado rápido. Tengo la sensación de estar viendo un resumen. Y eso me frustra un poco. Solo un poco. Pero lo entiendo. Hay demasiadas cosas que contar.

De este episodio hay muchas cosas que resaltar. Comenzando por la tan ansiada llegada de Arya Stark a Invernalia, y su encuentro con Sansa y Bran. Y, como era de esperarse, están lejos de ser aquellos niños de la primera temporada. Se puede notar el cambio que ha sufrido cada uno. Los actores saben transmitirlo muy bien, y se nota que han pasado por demasiadas situaciones nada gratas. Vemos a una Sansa mucho más madura e inteligente, una Arya más fría y a un Bran distanciado de todos. Y no es para menos, ¿eh?

Por otro lado, está la relación entre Jon y Daenerys que va fluyendo de a poco. Y en este episodio pudimos notar a una Dany menos hermética, que ha aceptado luchar por el norte. Aunque aún continúa pidiéndole a Jon que se arrodille. Pero, a estas alturas del partido, todos sabemos cómo terminará esto. 

También hemos disfrutado una maravillosa pelea entre Arya y nuestra querida Brienne. Esta ha sido una escena maravillosa que nos permitió contemplar el potencial de Arya como guerrera. ¡Y es que ha podido con el poderío de La Grandota de Tarth! A eso súmenle la música de fondo y tendrán caviar visual, je, je. Dicho enfrentamiento se llevó a cabo en el patio de Invernalia ante los ojos de Sansa y Meñique. A Sansa no le hizo gracia alguna (creo que se siente inútil en comparación con lo que su hermana puede hacer). Y, Meñique, bueno, ¿qué se puede decir? Es Meñique. Solo le ha dedicado una sedosa sonrisa a nuestra -ya no tan pequeña- Arya. Seguro algo habrá comenzado a maquinar en su mente.

Y, por último, tenemos lo mejor: el enfrentamiento entre los Dothrakis y el ejército Lannister. Al fin hemos podido ver a estos guerreros en su máximo esplendor. Y sí, Robert Baratheon tenía razón al decir que "solo un idiota se enfrentaría a los dothrakis en campo abierto".
Esta batalla ha sido exquisita en cuanto a lo visual. La fotografía. Las vestimentas. Es estilo de pelea. Y ni hablar de la entrada de Daenerys junto a Drogon. Claro, he podido notar algunas tomas que para mi gusto son un tanto... ¿cómo decirlo? No sé si "deslucida" sea la palabra. Sobre todo esa donde los caballos pisan a un cadáver calcinado. O, una en donde se pueden ver unas montañas detrás de Jaime y claramente se puede apreciar que hay una pantalla verde allí. Pero, esas cosillas pueden perdonarse. He visto peores (en The Walking Dead, por ejemplo).

Ahora, para ponerle fin a este artículo, para mí, el personaje del episodio no es otro que Ser Bronn de Aguas Dulces. ¡Joder! ¡Tóquenle los huevos a ver si los tiene de titanio! Pedazo de personaje. Me ha encantado. Además, es uno de mis favoritos. Su papel en este episodio ha sido crucial. La manera en que le salva el pellejo a Jaime, de no haber sido por las filtraciones, no me lo hubiese esperado (en este punto noté algo incoherente, ¿cómo se supone que el lago es tan profundo cuando el caballo de Jaime puede correr tranquilamente? Y que no me vengan con que es porque iba por la orilla. ¿A cuántos metros pudo arrojarlo Bronn? ¿Tres? En fin...) Además hay que resaltar ese momento en que Bronn hiere a Drogon. ¡Cuanto drama produce ver a nuestro dragón en picada! Y esa escena en donde está huyendo del dothraki, y deambula desorientado entre caballos, humo, fuego y soldados ardiendo, que tiene cierta similitud con la de Jon en La Batalla de los Bastardos. Sencillamente magistral.

Pero todavía no termino...

Yo soy partidario de que el final de un episodio debe atraparte. Debe ser como una gota de agua en una boca sedienta. Y vaya que el final de este episodio lo ha sido. ¿Qué mejor que comiencen los créditos tras ver como Jaime se hunde hasta el fondo del río producto de su armadura?



RESEÑA TARDÍA: WONDER WOMAN NO ES LA GRAN COSA


Han pasado un par de días desde que vi Wonder Woman. Después de ver la pequeña aparición que tuvo este personaje en Batman vs Superman, estaba deseoso de ver lo que nos podía ofrecer en su entrega en solitario. Y, la verdad es que me ha gustado, pero... Haber, vayamos con calma.

La fotografía de esta película me ha gustado mucho. Yo, en lo personal, soy partidario de esos colores oscuros y tonalidades frías que DC nos ofrece en sus películas. El vestuario me parece magnifico, y las escenas de acción están muy bien logradas. Sobre todo esa en donde Diana sale de la trinchera y se pone manos a la obra. La música es estupenda, y creo que juega un papel especial en este filme, entremezclándose muy bien con las escenas de acción.

Me ha gustado Gal Gadot, aunque a mi parecer es un poco escuálida para ser una amazona. Pero se nota que la chica está comprometida con el personaje, y se adueña de él. Es imposible quitarle la mirada a lo largo de la película. Sin embargo, creo que el problema de Gal florece cuando se ve obligada a exprimir sus  dotes de actriz y transmitirnos lo que el personaje está sintiendo en dichos momentos (como en la muerte de su tía). Me parece que ahí es donde flaquea un poco. Chris Pine también me ha gustado como Steve Trevor. Pero debo decir que a lo largo de la película no sentí esa química que tanto mencionaron que había entre ambos.

El resto de los personajes, para mí, son un fiasco total. Sin peso alguno.  ¡Todo se resume en Diana y Steve! Los que, se supone, debían ser graciosos, no me causaron gracia alguna. Las amazonas fueron mis favoritas, pero -desgraciadamente- su tiempo en pantalla es corto. Y si hablamos de los villanos... me parece que los desaprovecharon a todos. ¡Es que prácticamente no salen en pantalla! Ludendorff es el villano más soso que he visto últimamente, y de Ares solo me ha gustado su armadura. Me parece que Elena Anaya ha sido lo mejorcito, y me estoy arriesgando.

Pero lo que de verdad me ha dejado con la mandíbula desencajada han sido esos diálogos, a veces predecibles, a veces cursis, a veces trillados, con que nos topamos cuando Diana se enfrenta a los villanos. Ah, y por supuesto, ese giro sorpresa que intentaron darle a la película antes de mostrarnos a Ares (no sorprendió a nadie).

En fin, aunque la he sentido un tanto aburrida, y desabrida, debo decir que Wonder Woman me ha gustado. Eso sí, está muy alejada de "la super película" que todo el mundo describe por ahí. Pero, nuestra querida Diana Prince tiene potencial, vaya que sí. Espero que puedan darnos algo mejor en su próxima entrega. 

¿La volvería a ver? Humm, lo dudo. Para mí tiene un 7/10.



RELATO: LA MALDICIÓN DE BABE RUTH

La Maldición de Babe Ruth, así le llamaban a la sequía de series mundiales que Los Medias Rojas de Boston cargaban sobre sus hombros desde 1918.
Aquella noche se enfrentaban a los Yankees por la serie de campeonato de la Liga Americana. Los de la gran manzana habían estado arriba a lo largo de toda la serie, ganando los tres primeros juegos. Pero, Boston ganó el cuarto; Pedro Martínez se encargó de cagarle la fiesta a los del Bronx en el quinto, y Curt Schilling -y su tobillo ensangrentado- los dominó en el sexto.
Y, ahora, me encontraba yo, acostado, mirando aquel ilógico séptimo juego que acaba de iniciar.
Y, por supuesto, le  iba a los Yankees. ¿Quién no?, si es el equipo más emblemático de las grandes ligas. Cuando te hablan de beisbol, es lo primero que te viene a la mente. Es el equipo con más series mundiales en el bolsillo. Además, Babe Ruth, Joe DiMaggio, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Derek Jeter y Mariano Rivera han vestido ese uniforme.
Kevin Brown se preparaba para realizar el primer lanzamiento cuando ella entró a la habitación. Cerró la puerta, y se sentó a mi lado bostezando.
—Pon otra cosa —me dijo.
—No —repliqué—. Es el último juego.
—El beisbol es aburrido —insistió ella—. Son puros viejos obesos tratando de golpear una pelota con un trozo de madera.
— ¿Y qué sabes tú? —le dije—. Cállate.
Volvió a bostezar, llevándose la mano a la boca con delicadeza. Luego se puso de pie, y la miré salir de la habitación. Iba descalza, llevaba un jersey blanco y un jean azúl marino. Yo era apenas un niño; a ella le faltaban tres o cuatro años para cumplir la mayoría de edad, pero era poseedora de un cuerpo, muy, muy bien moldeado. Buenos senos. Buen trasero. Buenas piernas. La punta de la cabellera lacia y oscura le llegaba un poco más abajo de la cintura.
Johnny Damon había abierto el partido con un hit, llegó a la primera base, y ahora acababa de robarse la segunda almohadilla. Mark Bellhorn se ponchó. Luego, fue el turno de Manny Ramírez, quien bateó hacia el left-field. Damon cruzó como una flecha por tercera base y avanzó hasta el home, barriéndose. Pero Jorge Posada se encargó de ponerlo out, después de un gran corte de Matsui, o Godzilla, como era conocido.
Finalmente, llegó el turno de David Ortíz, un tipo al que apodaban Big PapiEra tan alto, tan corpulento y tan negro, que cuando se paraba en la caja de bateo, parecía un gorila sosteniendo un lápiz.
El primer lanzamiento de Brown fue un intento de curva que se quedó pagando en la zona de poder y Big Papi lo castigó con un tablazo contundente que mandó la bola hacia las gradas del right-field.
Sabía que ese Kevin Brown no tenía huevos para lanzar un séptimo juego, pensé.
Me había envuelto en una sábana cuando ella entró de nuevo. Abrió una gaveta, hurgó durante unos segundos y sacó una barra de chocolate. Rompió el empaque con los dientes mientras subía a la cama y se sentaba de piernas cruzadas.
—Están transmitiendo los comerciales —dijo—. Pon otra cosa.
—No.
Miró el control de reojo. Y, al descubrir sus intenciones, lo cogí primero y lo metí debajo de la almohada. Ella se rió.
—Sabes que podría quitártelo si quisiera, ¿no? —declaró.
—Sabes que no.
Volvió a reír—. ¿Quieres chocolate? —preguntó.
La barra de chocolate estaba dividida en cuadritos pequeños.
—Vale.
Rompió un trocito de dos cuadros y me lo dio. Luego, arrancó otro y se lo llevó a la boca, mientras terminaban los comerciales.
— ¿Quién va ganando?
—Boston —le dije.
—Ni siquiera ha comenzado el juego y ya los Yankees están perdiendo.
—Cállate; no sabes nada.
Ella soltó un bufido, y se llevó otro trocito de chocolate a la boca.
Los Yankees iniciaron la primera entrada sin hacer algo productivo.  El pitcher de Los Medias RojasDerek Lowe, inició de forma imponente, y se encargó de despacharse a los tres primeros bateadores. Cada vez que un bateador era puesto out, ella apretaba los labios y movía la cabeza de lado a lado. Que malos son, decía a la vez que se llevaba un trocito de chocolate a la boca.
Los comerciales iniciaron nuevamente. Ella se estiró, rotando el cuello.
—Que juego tan aburrido—dijo.
—Cállate.
—Por otra cosa —insistió.
—Cállate.
Soltó una risita burlona. Aquello parecía divertirle.
— ¿Por qué no pones otra cosa?
—Porque no.
— ¿Por qué porque no? —preguntó, llevándose un trocito de chocolate a la boca.
—Cállate —dije—. Y dame chocolate.
—Si pones otra cosa —soltó una risita.
—No; es la serie de campeonato.
—Gran cosa… Es la serie de campeonato. Es la serie de campeonato —me hizo burla, con voz chillona.
—Cállate —le dije.
Me lanzó lo que quedaba de chocolate, poco menos de media barra.
Bostezó.
—Empalaga mucho —dijo—. ¿Quieres agua?
—Vale.
Se levantó; caminó hasta la puerta, la abrió y salió.
El segundo inning comenzó con un rolling de Trot Nixon por el short-stop. Rolling que Jeter cogió con toda la facilidad del mundo, y lo puso out en primera. Luego, vino Kevin Millar, que bateó un hit hacia el left-field.
Kevin Brown perdió lo que le quedaba de combustible, y terminó dándole bases por bola a Mueller y a Cabrera. Y, en la televisión se vio cuando el manager cogió el teléfono, llamó al bullpen y ordenó que le mandaran al otro lanzador.
Que mierda, dije. Un abridor que solo dura inning y medio.
Mientras me terminaba de comer el chocolate, Javier Vázquez realizó el típico trote que todo pitcher lleva a cabo desde el bullpen al montículo. Con solo verlo, dije: se fue uno malo, y vivo uno peor. Era evidente que no tenía los huevos que ameritaba el momento y, le temblaban las piernas. Y, solo un lanzamiento bastó para que para que Johnny “Caveman” Damon situara la bola en la tribuna del right-field, y pusiera el juego 6-0.
Que mierda, dije. Malditos lisiados. ¿Cómo se van a dejar ganar… después de tener una ventaja de tres juegos… y en su casa?
La puerta de la habitación se abrió, y ella entró con mi vaso de agua.
—Ten —me dijo.
Cogí el vaso; ella se subió a la cama, y se sentó en el otro extremo. Me tomé la mitad del agua, giré hacia un costado y puse el vaso en el piso.
—¿Por qué esa cara? —quiso saber; no se había fijado en el marcador—. ¿Quién murió?
—Mira —le dije, señalando hacia el televisor.
Se volvió hacia el televisor y sus ojos se abrieron como platos, y dejó escapar una risotada que resonó en la habitación.
Me miró, riéndose, y dijo:
—Te lo dije.
— ¿Tú qué sabes? —repliqué.
—Te dije que perderían.
—Aún no han perdido —dije—. A penas es el segundo inning.
—Es el segundo inning y ya perdieron.
Shh… No me dejar ver bien el juego.
Los Yankees dieron inicio a su segundo inning, y este fue igual de improductivo que el primero. Lowe siguió dominándolos. Uno a uno. Lanzamiento tras lanzamiento.
Bum.
Bum.
Bum.
Strike.
Strike.
Strike.
Out.
Out.
Out.
Malditos inútiles, dije hacia mis adentros. Ni que fuera tan difícil es pegarle a una pelota; hasta un ciego batearía mejor.
Ella volvió a estirarse.
Bostezó y se llevó la mano a la bota. Los ojos se le humedecieron.
— ¿Por qué lloras? —pregunté.
—Porque los Yankees están perdiendo —se rió.
—Cállate; mierda.
— ¿Cuándo llegan tus padres? —quiso saber.
—No sé; están comprando hamburguesas.
—Hmm…
Volteó hacia el televisor mientras se llevaba la mano izquierda a la espalda, y jugueteaba varios segundos, por encima del jersey, con el broche del sostén. Arqueó ligeramente su cuerpo, sus pechos parecieron abultarse. Luego, deslizó los tirantes, metiendo las manos por dentro de las mangas y, por último, metió la mano derecha debajo del jersey y se sacó el brasier. Se rió, y con la mirada fija en el televisor, me lo arrojó.
El brasier me golpeó en la cara. Pude percibir su olor. No era malo; olía como a una mezcla entre talco de bebé y flores.
— ¿Te gusta cómo huele? —dijo.
—Asquerosa —dije, y se lo regresé de la misma forma.
—Ya te gustará —dijo, riendo—. Quita eso —puso voz de fastidio; llevó sus manos hacia atrás, apoyándolas en la cama, y se reclinó, poniendo cara de aburrimiento.
—No.
La luz se reflejaba en ella, y esa postura que acaba de adoptar hacía que el jersey se le pegara al cuerpo; sus senos se notaban, redondos y firmes bajo la tela. Incluso, sus pezones, que eran como pequeñas cerezas, se marcaban debajo de la tela blanca.
Continué viendo el juego.
Boston no hizo nada en la tercera entrada. Los Yankees, por otro lado, hicieron una carrera.
En la cuarta entrada, Los Medias Rojas volvieron a la carga, haciendo dos carreras más, mientras que los Yankees se quedaron en blanco.
Posteriormente, los bates de ambos equipos se apagaron hasta el séptimo inning, en donde los Yankees hicieron par de carreras, poniendo el juego a 8-3.
—Igual no van a ganar —comentó ella.
— ¿Qué sabes tú? —le dije—. Aún quedan dos inning.
— ¿Y?
—En dos inning se puede hacer mucho.
—Bah…
— ¿Qué vas a saber tú?
—Te dije que iban a perder —replicó.
—Aún no pierden.
—Pero lo harán.
—Calla —le dije—; no sabes nada.
Ella dejó escapar un bufido—. ¿Qué sabes tú? —replicó.
—Más que tú —dije yo, y soltó una risita.
Los Medias Rojas terminaron de sacar los out’s restantes del séptimo inning, y en el canal se fueron a comerciales.
Ella volvió a bostezar, se acercó y se acostó a mi lado.
—Tengo sueño —comentó.
—Duerme.
—Cuando pierdan.
—No van a perder.
—Sí lo harán.
—No sabes nada.
— ¿Qué sabes tú?
Se rió.
—Deja de fastidiar —le dije.
Continuó riéndose, y me dijo:
—Eres un niño.
— ¿Y qué? —repliqué.
—Que no sabes nada.
— ¿Y qué sabes tú?
—Más que tú.
Solté un bufido.
—Eres un niño —repitió—. Aún no sabes ni tocarte.
— ¿Ah?
Se rió.
—Deja el fastidio —le espeté.
Soltó una risita—. ¿Nunca te has tocado, verdad? —me preguntó.
Fruncí el ceño. No sabía de qué me hablaba.
—¿Qué cosa?
—¿Qué si nunca te la has jalado? —dijo, mirando mi entrepierna.
Yo fruncí más el ceño.
Se rió.
—¿No? —dijo—; te gustará.
Volví a fruncir el ceño.
Los comerciales terminaron, y Boston volvió a la carga en el octavo; Cabrera bateó un fly de sacrificio para que Doug Mientkiewicz anotara la novena carrera… y, sin que me diera cuenta, ella había deslizado su mano debajo de la sabana y la había metido dentro de mi short.
— ¿Qué te da? —le dije, volviéndome hacia ella, pero sin apartar su mano.
Shh…  —sonrió, mordisqueándose levemente el labio inferior; su mano acariciaba mi entrepierna; sonreía, mirándome a los ojos fijamente—. Shh…
Segundos después, todo a mí alrededor pareció congelarse. Mis oídos se hicieron sordos. Aquella extraña sensación que recorría mi cuerpo, me había sido ajena hasta el momento, pero me gustaba. Era como flotar. Era como alejarse de toda realidad.
Los Medias Rojas no existían.
Los Yankees no existían.
El televisor no existía.
Nada existía. Solo ella. Solo yo.
Ahora toda mi atención estaba concentrada en sus ojos oscuros y brillosos. Sentía una especie de miedo, y podía sentir mi corazón acelerándose de a poco, a la vez que mi  miembro iba endureciéndose entre sus dedos. Aquello parecía gustarle. O, divertirle.
Sonrió de forma pícara.
Bajé la mirada a sus pechos; sus pezones se notaban firmes. Sentí ganas de tocarlos. Ella pereció notarlo.
Sonrió—. Puedes tocarlos, si quieres —me dijo.
Acerqué mi mano temblorosa, y la puse sobre su seno derecho, y este, sobre la tela, se sentía suave. Acaricié su pezón con mi pulgar. Pero no sabía qué otra cosa más hacer. Entonces, ella colocó su mano sobre la mía, y comenzó a apretujarse el seno. Tragué saliva. Me gustaba. La miré; ahora tenía los ojos cerrados, y su pecho se inflaba y desinflaba al compás de su respiración.
Con mi otra mano, toqué su seno izquierdo, y lo apretujé de la misma forma:
Suave, lento, y torpe.
Suave, lento, y torpe.
Suave, lento, y torpe.
—Sí —susurró; su tono de voz había cambiado—; así…
Acariciaba sus pechos, mientras ella jugueteaba entre mis piernas. Luego, procedió a levantarse el jersey con mesura. Ya había visto la piel de su abdomen con anterioridad, pero en ese momento…
En ese momento…
Mis ojos no eran los mismos, y mientras el jersey subía con lentitud y dejaba su piel expuesta, sentí ganas de besar…
…cuando mis padres entraron a la habitación el juego ya había terminado. Ella estaba sentada a mi lado con las piernas cruzadas, y yo estaba acostado, mirando el televisor.
— ¿Quién ganó? —preguntó mi papá.
—Boston —respondí.
—¿Cómo es que desperdiciaron esa ventaja de tres juegos? —dijo él.
Me encogí de hombros con desdén.
—Le dije que perderían y no me creyó —comentó ella.
—Cállate —dije—; no sabes nada —y ella esbozó una sonrisa llena de intención.
Comimos nuestras hamburguesas mientras mirábamos la reacción de los aficionados: unos lloraban desconsolados, otros tenías las manos sobre la cabeza y no creían lo que acababa de suceder, y otros, simplemente, festejaban.
Escuchamos las declaraciones de los jugadores, y vimos cómo los vencedores se bañaban en cerveza.
Vaya noche…
Mi equipo favorito había perdido en casa. Y Después de haber contado con una ventaja de 3-0. Y, lo más doloroso, frente a su eterno rival.
Vaya noche… aquella… en la que La Maldición de Babe Ruth se deshizo… junto a mi inocencia.